Con este post se cierra una etapa en mi aprendizaje sobre el trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Desde octubre, he trabajado intensamente para actualizar mis conocimientos sobre el tema.
Comenzamos el curso reflexionando sobre los prejuicios y las etiquetas. Me resultó muy útil el documento en que se explicaba qué es el TDAH, puesto que por fin tenía toda la información que ya conocía (y más) sobre dicho trastorno, pero de modo ordenado y coherente. El debate en el foro sobre falsos mitos del TDAH (enfermedad inventada, sobrediagnosticada y producida por las NNTT, por ejemplo) fue muy interesante.
Continuamos trabajando sobre las características conductuales, sociales y emocionales del trastorno. Me resultó especialmente motivadora la actividad que realizamos sobre personas famosas con TDAH: fue muy inspirador.
En el siguiente bloque de contenidos, nos centramos ya en la realidad educativa de los alumnos con TDAH. Reflexionamos sobre los indicadores de éxito en el aula y trabajamos con la información disponible en la red. Gracias a este curso he conocido la herramienta Diigo, donde compartimos los diversos blogs del curso en un grupo.
Continuamos trabajando con las adaptaciones curriculares a alumnos con TDAH (programación y adaptación de pruebas de evaluación, también). Esta fase del curso se realizó a través de un taller. Fue interesante conocer el trabajo de otros compañeros, pero me hubiera gustado recibir un mayor feed-back de quienes corrigieron mi trabajo para poder mejorarlo.
Finalizamos con la coordinación entre la comunidad educativa y otras instituciones. Gracias a ello, he investigado un poco más sobre las diversas asociaciones relacionadas con el TDAH y he aprendido el protocolo a seguir en caso de presentarse un posible caso de alumno con dicho trastorno.
En este blog se recogen varias actividades del curso. La tarea final (donde se incluyen otras realizadas en el curso) se puede ver aquí.
A modo de conclusión, creo que este curso ha sido positivo y se lo recomendaría a otros compañeros. Ahora miro con otros ojos a mis alumnos con diagnóstico de TDAH (pues, aunque ya les hacía adaptaciones curriculares no significativas, ahora sé atenderles mejor) y a los que no lo tienen, pero pudieran serlo. Como docente, me siento más segura en mi toma de decisiones para ayudarles a aprender.
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